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Cómo Rocket League es un mejor FIFA que FIFA

Dos de los más grandes juegos de «fútbol» enfrentados. Rocket League y FIFA en una inesperada batalla por llevarse las palmas.

La era de FIFA podría estar llegando a su fin. Una de las franquicias más largas en mundo de los videojuegos actualmente se tambalea debido a intereses mixtos. EA no quiso pagar de nuevo el nombre «FIFA» a la FIFA por un insolente aumento de precio, el aspecto gráfico de los títulos más recientes parece finalmente haberse estancado (para bien), la «innovación» de mecánicas está sujeta a lo que a los desarrolladores se les antoje cambiar ese año arbitrariamente, y en sí, aunque FIFA cuenta con un sólido mercado que cada año compra el mismo juego inexplicablemente, este ya no parece ser suficiente para solventar los gastos que las licencias suponen, y no refleja un crecimiento.

Algunos grandes exponentes como DjMario sacan a flote el juego todas las semanas y su público no parece sentirse menos atraído; grandes campañas de EA con futbolistas célebres dan la nota; y año tras año competencias como la Champions League evidencian el dominio mediático del deporte , pero una cosa es evidente: El fútbol nos está aburriendo.

Esto es material para otro artículo, pero en definitiva forma parte medular de la avistada decadencia de FIFA. Si dicho deporte ha cumplido ya su ciclo y vive tiempo prestado será una cuestión para reflexionar. Los jóvenes ya no se sienten atraídos por el fútbol, y ver a los protagonistas cambiarse de equipo cada seis meses, así como tener torneos nacionales aburridísimos con equipos que arañan la clasificación, no ayuda.

Florentino, perdónanos, no sabíamos lo que hacíamos.

FIFA ve el borde del abismo a medio paso, y Rocket League llegó para darle ese último empujón de manera indirecta, perfeccionando todos los aspectos de la competencia y deshaciéndose de aquello que por siempre le frenó.

Rocket League es infinitamente más dinámico

¿Te gusta el fútbol? ¿Crees que un juego de carritos no es fútbol? Entiendo, y sin embargo difiero.

Rocket League tiene todo lo que alguna vez nos atrapó de FIFA: la intensidad y diversión de un partido de fútbol con las mecánicas diversas que ponen a prueba nuestra destreza; pero por si esto fuera poco hay elementos diferenciadores que lo ponen por encima del fútbol convencional.

El mero hecho de que los encuentros duren mucho menos hace el juego más ágil y fresco. Mientras en FIFA te enganchas con tu contrincante durante veinte minutos y puedes perderlo todo en un descuido, en Rocket League los encuentros apenas llegan a cinco, y tienes la opción de hacerlos aún más cortos si es que tus rivales abandonan. (Darse por vencido lo veo siempre como un problema, pero si te lo hacen a los dos minutos no frustra tanto como si es a los dieciocho).

Así mismo, en FIFA no te es posible adoptar roles o jugar con la intensidad del partido. En Rocket League puedes ser delantero, centro, portero, demoledor, e incluso el tipo molesto que se pone a chocar a todos sin objetivos claros. Puedes bajar el ritmo un poco para defender e incluso escribir provocaciones en el chat sin comprometer el marcador.

Más variedad = Más diversión.

Personalización y variedad visual

El fútbol se ve siempre igual. Más que una bondad hipnótica que deviene en una suerte de trance, lo veo como una deficiencia. Casi nunca puedes distinguir si se trata de un Mazatlán vs. Toluca o un Madrid vs. Barcelona, más allá de la nitidez de imagen y la limpieza del estadio.
Esto colabora todavía más para originar monotonía y letargo, y naturalmente se ve reflejado en los videojuegos de este deporte.

Pero Rocket League no tiene este problema. Los escenarios no solo son diversos sino además cambiantes. Podemos jugar debajo del agua, en el desierto, en un coliseo, y podemos distraernos con el entorno positivamente. El deber adaptar nuestra manera de jugar a cada mapa hace que enfoquemos más nuestra atención.

Sin contar que la variedad de llantas, pinturas, autos, calcomanías, propulsores y hasta efectos visuales a elegir, es apabullante. Puedes pasarte horas personalizando tu vehículo, y definitivamente habrá skins que llamarán tu atención y te harán esforzarte por ganar con frecuencia para desbloquearlos. (Si los compras pierde un poco el sentido).

Toxicidad fuera, mala vibra fuera

Es muy difícil superar un mal partido en FIFA. Tal vez llevas media hora defendiendo tu único gol y en el último minuto te empatan, tal vez ibas ganando por tres goles y ya te metieron cuatro, o quizá incluso acaban de frustrar tu ascenso o campeonato después de DIEZ partidos que jugaste con empeño (si juegas temporadas); sea como sea, el nivel de enojo y frustración de este juego es por demás mayúsculo.

Seas décima o primera división, habrá días buenos y días malos, y estos últimos pasarán factura.

FIFA es el juego más internamente tóxico del mundo. Las emociones positivas y alegría en general se dan menos de un 10% del tiempo de juego, y todo lo restante puede dejarte afónico o con un nudo en la garganta (según tu personalidad). El juego destruye amistades, hogares y mentes. Puede darte una gran alegría ganar la EA Cup, pero ¿A qué costo? ¿Vale la pena el disgusto de 200 minutos por ello? Si pudiéramos medir nuestro nivel de estrés (más allá del cortisol) ¿Nuestros números serían alarmantes?

Y sí, Rocket League tiene clasificación. Puede que te toque un mal partido, e incluso un mal día, pero más allá de bajar una o dos divisiones (que se recuperan en media hora), las consecuencias no serán tan dolorosas. RL es mucho más tóxico por jugarse en equipo y tener chat, pero me atrevo a decir que el 80% de los jugadores no se toman el tiempo de insultar a nadie. Y aunque te toque un mal ambiente, al cabo de cinco minutos es borrón y cuenta nueva.

Nadie que juegue RL tendrá el nivel de cabreo de los Youtubers de FIFA. Por el simple hecho de suscitarse un mayor número de eventos estos acaban perdiendo importancia. No te lo tomarás tan a pecho.

Sumatoria

Rocket League, intrínsecamente, tiene más variedad. Tan solo las posibilidades de golpear un balón son infinitas, mientras que en FIFA todo es rígido y dogmático.

Puedes poner un podcast o un poco de música y pasarte un par de horas en RL que definitivamente te dejarán algo. Puedes ir y venir, subir y bajar, desbloquear skins, pelearte con alguien, aliarte, jugar de portero o calienta-banquillos, cargar o ser cargado, ir bajo el agua o al desierto, ganar el torneo más importante o perder el encuentro más aburrido, todo esto en una misma tarde.

Mientras, en FIFA tendrás que pasarte 200 minutos (en una temporada) enojándote con todos y criticando a los árbitros virtuales, mientras tienes que escuchar las mismas narraciones horrorosas de siempre (a menos que las inhabilites).

Es irónico que lo que se supone hacemos para divertirnos acabe siendo siempre un suplicio o un trabajo ¿no?
Jugamos para pasarla bien, y títulos como FIFA nos lo impiden, pero ahí seguimos ¿Por qué?
¿Por qué preferimos pasar horas buscando una buena partida en lugar de abrir Rocket League y ya estar jugando en 40 segundos?
¿Por qué después de un largo día jugamos FIFA aunque sabemos que sacará lo peor de nosotros?

Parece que estos juegos sacan nuestro lado apostador. Asumimos que si trabajamos más por algo, cuando lo logremos sentiremos mucho más satisfacción (principio básico de la alegría), pero si pudiéramos colocarnos un casco y medir todo lo que pasa en nuestro cerebro, puedo asegurar que el impacto de Rocket League sería varias veces más positivo que el de FIFA, independientemente de nuestros gustos.

Cómo Rocket League es un mejor FIFA que FIFA

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