|

El iPod se va porque la necesidad que atendía ya no existe ¿Existió alguna vez?

Analizamos el caso del iPod, el producto de Apple que será descontinuado muy pronto, como se declaró hace unos días ¿Por qué?

La legendaria presentación del iPod por Steve Jobs ha pasado a la historia como otro de sus grandes logros que lo cambiaron todo. Este pequeño aparato revolucionó la industria de la música y cambió la manera en la que la consumimos y compartimos; dimos un salto de cargar un armatoste para reproducir un disco compacto a tener miles de canciones en el bolsillo. Pero el paso de los años y los cambios sociales han vuelto «obsoleto» el modelo del iPod, y tras el éxito que tuvo alguna vez, no podemos más que preguntarnos ¿Qué pasó?

Dicen que el hombre solo desea lo que no tiene, y yo les digo: claro, porque por definición no podría desear algo que ya tiene ¿no? pero la cuestión aquí es cómo el iPod se gestó en una época en la cual casi nadie podía escuchar música fuera de su casa a menos que fuera en un camión o gastara en dispositivos costosos. Nos hacía falta. O eso parecía.

Confundir el deseo con la necesidad

Para comprender mejor la ilusoria necesidad que creó la industria de la música portátil debemos recurrir a la pirámide de Maslow, como siempre ¿verdad?
Se nos habla de cómo en la mayoría de los casos podemos dividir ciertos elementos entre necesidades primarias, secundarias y terciarias.

Las primarias son todas aquellas indispensables para sobrevivir o tener una calidad de vida mínima y, cuando faltan, puede resentirse. Algunas de estas carencias pueden devenir en enfermedades o la mu3rte. Ejemplos son comer, asearse, respirar, dormir, tener un techo, vestirse, beber agua, etc.

Las secundarias no se consideran vitales y lo que buscan es mejorar el estado emocional de las personas, aumentando el «bienestar». No cubrir estas necesidades no implica un peligro sobre la vida del individuo. Ejemplos son seguridad económica y laboral, recreación, ocio, socializar, pasatiempos, protegerse del frío o calor, y tener ciertos objetos personales.

Por último las necesidades terciarias se enfocan en el ámbito social, e implican la autorrealización y el deseo afectivo. Tener amigos o pareja, pertenecer a una comunidad y tener éxito laboral, son algunos de sus exponentes.

Cada uno de estos puntos es importante al menos en la teoría, pero todos podemos acordar que no en la misma magnitud, y es por eso que a veces las llamamos necesidades y deseos. Las necesidades primarias son justamente eso, algo indispensable para la persona, y en adelante, tanto las secundarias como terciarias, son únicamente deseos.

La sobre-exposición al deseo y la persuasión

Pero ¿Qué pasa cuando un deseo es explotado por los medios?

El deseo de escuchar música existía efectivamente, pero la constante oferta hizo a todos por igual asumir que lo necesitaban más de la cuenta. A saber:

  • Si todas estas compañías están luchando por acaparar el mercado y sacar nuevos y mejores productos, debe ser algo muy importante.
  • Mis amigos y familiares hablan del tema, y discuten sobre sus reproductores de música en cada oportunidad.
  • A donde voy veo anuncios publicitarios del nuevo dispositivo, y cuando llego a casa está en la televisión.

El bombardeo intenso y extenso de las múltiples industrias acaba por confundir a algunos, elevando el «deseo» por escuchar música en cualquier parte a una «necesidad«, y no es un fenómeno aislado.

Hace veinte años las personas caminaban por la calle con la mirada en alto y los bolsillos ligeros. La ausencia de un teléfono inteligente no significaba ninguna carencia, porque simplemente no habíamos experimentado lo contrario. Hoy, alguien sin un móvil se sentirá aislado y ansioso, y dependiendo de quién hablemos, podría incluso desencadenar malestar emocional y físico, sobretodo en los más jóvenes.

Todo ello a pesar de que no necesitamos realmente un smartphone para casi nada. Me vas a decir «para hablar con tal o cual y hacerles saber dónde estoy», y yo me voy a reír.

Lavamos cerebros, cubrimos la «necesidad» y pasamos a otra cosa

Según datos de Business Insider el precio por servicios de voz (llamadas telefónicas) se ha reducido en un 95% en los últimos diez años, siendo aplastados por el roaming e Internet.

Si disfrutan ya de cierta edad, podrán recordar la «necesidad» que surgió de la nada con el teléfono. Antes la gente no hablaba más allá del trabajo y la escuela, pero como magia, de un momento a otro, todos tuvieron la urgencia de decirse «algo importante» a distancia.

  • Después a todos nos dijeron que necesitábamos un super plan carísimo porque sencillamente el hablar por teléfono era tan bueno que nunca teníamos suficiente.
  • El celular inteligente se volvió imperativo, así que aunque estuviera cada vez más caro había que comprarlo para jugar minijuegos en el transporte público.
  • El Internet debe ser más rápido; no puede bastarte con 20 MB de velocidad porque ¡Ofrecemos hasta 200! aunque con 15 basta y sobra.

La industria de la música no fue la excepción.
Ciertos hombres trajeados con intereses monetarios deciden qué será eso con lo que nos volverán locos, y como pericos, la sociedad misma se encarga de hacer eco de sus propuestas. Aún si pones en juicio la «necesidad» y estás consciente de su sinsentido, los medios, aquellos que te rodean, y ahora las redes sociales, se encargarán de romperte poco a poco, orillándote a comprar algo que sabes que no necesitas pero aparentemente sí.

El iPod ya se exprimió tanto como se pudo

A pesar de que conozco la trayectoria de Steve Jobs y soy consciente de sus logros y cómo cambió nuestro mundo para siempre (positivamente), no puedo evitar darme cuenta lo torcida que está nuestra realidad. A base de tácticas bajas y que se aprovechan de la gente, las grandes empresas siguen inflándose hasta el infinito, y si bien podríamos tener un smartphone como el iPhone por 200 dólares, Apple no tiene pena en venderlo en 2,000.

Para algunos será «duro» perder al iPod, pero te puedo decir que lo habíamos perdido hace muchos años.

Con el pretexto de «mejorarlo» volviéndolo touch, el espíritu del iPod se dejó atrás poco a poco. El punto era escuchar música, y el iPod Classic definitivo de 2007 lo logró a la perfección. Con una estética en su punto y más almacenamiento incluso del que se ofrece tantos años después por diez veces mayor precio; habíamos alcanzado el dispositivo inmejorable, y por ello se dejó de fabricar en seguida. Y se agregó cuanta funcionalidad se pudo para justificar su obsolescencia programada.

Tener juegos y poderlo manejar sin botones siempre se agradece, pero como se acaba de demostrar, lo llevó hacia el mal camino. Pronto comenzaron con lector de huellas, reconocimiento facil, pagos telepáticos y quéseyo, enfocándose en todo menos su razón de ser.

Ahora no quedarán ni las cenizas de ese gran proyecto. El iPod que dejó muy de lado la música y se parecía tanto al iPhone que era absurdo, con un precio similar, hoy se va a descontinuar, y nos despedimos de él dudando si alguna vez fue tan necesario como parecía.

Tal vez nos metieron ideas en la cabeza. Tal vez ya cubierta, la necesidad dejó de parecer tan grande. Tal vez nunca lo fue.

Según Apple «sus funciones ya se incluyen en un iPhone» pero tenía su encanto el tener un aparato solo destinado para la música ¿verdad? Igual y mejor compramos un iPod Shuffle del Cruz Azul en el metro por 50 pesos y le ponemos una tarjeta de 128 GB, de 200.

El iPod se va porque la necesidad que atendía ya no existe ¿Existió alguna vez?

¡Comparte la nota!

Publicaciones Similares

2 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.