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¿Los NFT son nuestras ovejas eléctricas? | Blade Runner

La caída en las ventas de NFT ha dejado en evidencia el valor subjetivo de los productos, y nos hace preguntarnos cuántas de las cosas que anhelamos fueron designadas por otros, interesadamente.

  • De 225,000 a solo 17,000 por semana; una disminución escandalosa del 92% en las ventas de NFT desde septiembre de 2021 a abril 2022, según información de NonFungible.
  • Así mismo las «billeteras activas» sufrieron un retroceso del 88%.
  • Google Trends informa que las búsquedas del concepto «NFT» han caído 80%.
  • Según un análisis de Chainalysis, actualmente hay un aproximado de 5 NFT por cada comprador, conformando una oferta y demanda desequilibrada que augura el desastre.

Y la lista sigue.

El interés por los NFT fue aún más fugaz de lo que cualquiera hubiera previsto. Los precios de subasta están por los suelos, y cada vez más personas se bajan del barco para evitar perder más dinero. El «arte del siglo XXI» está en la antesala de la desgracia, y podemos culpar a todos esos medios que inflaron el fenómeno para jalar algunos clicks, y otros que lo hicieron por conveniencia propia a costa de los consumidores.

Se solía decir que los NFT eran «una estafa», y aunque ahora se comprueba, todo va más allá. El «producto» en venta jamás se disfrazó: no ofrecía nada más que una ventaja «estética» y casi cualquier entusiasta lo sabía. Lo único que cambió, y por lo cual un dólar de inversión valdría hoy unos diez centavos, es el interés social y el respaldo económico que supone.

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¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Blade Runner.

En el libro homónimo de Philip K. D1ck se presta especial atención a un fenómeno social futurista como metáfora de otros actuales, como el caso del NFT. Es una pena que esta sub-trama se haya dejado atrás en la adaptación cinematográfica solo porque… no sé ¿Se les acabó el tiempo? ¿No somos lo suficientemente hombres? ¿Era mejor poner más escenas de acción? Solo ellos saben.

El protagonista nos retrata cómo ansía tener más dinero para «por fin» comprarse ¿Qué? ¿Un auto? ¿Una televisión? No, una oveja. Trabaja todos los días con este deseo, recorta gastos y sacrifica su salud mental siempre y cuando pueda dar un paso más cerca de su amado animal. Hay vecinos que ya tienen conejos o gatos, pero imagínate lo atónitos que se quedarían si lo vieran llegar con una oveja.

Claro, hay otros animales valiosos. Los búhos y los sapos se consideran entre estos, pero un cordero está en la cima.

NFT vs. JPEG

Con el mercado de animales domésticos originado por una catástrofe ecológica (o al menos eso parece), llegan también los listillos que quieren saltarse las reglas y comienzan a fabricar imitaciones robóticas. Si en ese universo ya existen androides que emulan al humano ¿Por qué no animales más simples? Así que aunque lo nieguen, hay entre nosotros algunas personas que presumen sus animales a sabiendas de que son réplicas sin alma.

  • ¿Qué diferencia hace tener una oveja eléctrica o natural si se ven exactamente igual? Que en el fondo lo sabes, supongo.
  • ¿Para qué le sirven al comprador? Para nada, en absoluto. Son, a decir verdad, un gasto extra, pero hay quienes disfrutan simplemente viéndolas comer, con una sonrisa en sus rostros.
  • ¿Entonces por qué las compran? Porque otros las quieren, nada más.

Y es aquí donde los NFT y las ovejas eléctricas convergen. Ni uno ni otro sirve para nada, puedes descargar una de las imágenes en formato PNG, JPG, JPEG o con un simple screenshot si lo que te interesa es su función decorativa, y su valor está atado al interés general.

Un NFT es una imagen única, con certificado digital de autenticidad. Pueden usarla todos, pero es tuya.

¿Estamos rodeados de ovejas?

 

Aunque los NFT reflejan a la perfección la subjetividad del valor, hay millones de productos que cuestan más porque la gente lo permite. Respaldar una marca por exclusividad o por elementos más allá de lo tangible es lo que nos ha llevado a un espiral de capitalismo tóxico, y si algo podemos aprender del mercado ilusorio de NFT y el barranco por el que sigue cayendo, es que tenemos que espabilar antes de que sea tarde.

  • Una camisa blanca de Walmart vale 2 dólares, pero una de la marca de Kanye West se compraba en 120.
  • Un Xiaomi con 4 GB de RAM y 64 GB de almacenamiento vale 200 dólares, pero un iPhone con las mismas especificaciones vale 2,000 dólares.
  • Un vehículo para ir al trabajo cuesta 7,500 dólares si se llama Tsuru, pero si se llama Bugatti Divo vale 5 millones de euros.

¿Qué pasó aquí? ¿Cuándo se puso el mundo patas arriba? ¿Por qué si podemos cubrirnos con trapos, hoy ellos valen más que un año de comida?

El sobre-precio solo es respaldado por la gente. Un producto real no va (o no debería ir) más allá de sus funciones básicas, todo lo demás es culpa nuestra.

El fin de los NFT

Estas imágenes glorificadas no hicieron más que poner en evidencia el lavado de cerebro sistemático al que estamos expuestos, y cómo el magnate, se llame Juan o Pedro, va a hacer hasta lo imposible porque deseemos sus ovejas, a sabiendas de que no suponen ninguna ventaja y pueden, evidentemente, llevarnos a la ruina.

No comprar NFT y dejar m0rir su mercado no es la solución, porque al siguiente día caeremos en otra trampa. Pregúntate…

  • ¿Este producto lo quiero yo, o alguien me hizo creer que es así?
  • ¿Lo que estoy pagando es justo?
  • ¿Puedo obtener sus ventajas de otra manera y me aferro a este en particular? ¿Por qué?
  • ¿A quién beneficia esto?
  • ¿Es esta mi oveja eléctrica?

Si solo quieres algo porque es exclusivo, quizá no lo quieres.

«Hay animales que nunca duermen. Las ovejas no lo hacen jamás, al menos yo no lo he visto. Cuando las miras, te miran. Esperan que les des algo de comer». – Rick Deckard

¿Los NFT son nuestras ovejas eléctricas? | Blade Runner

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