¿Por qué The Walking Dead nos dejó de gustar?

¿Es el ciclo de la vida? ¿Todo llega irremediablemente a su fin? ¿Todo lo bueno acaba? Estas frases y muchas más plasman la sabiduría popular y pueden aplicarse a cualquier caso de análisis. Y si bien no sería capaz de contradecir la razón (por obviedad) de todas ellas, puedo aseverar que NO TODAS las series de televisión tienen un declive pronunciado, y por demás está decir que casi ninguna tiene uno como el que sufrió The Walking Dead, pues para empezar no podrían haberse dado el lujo de perder diez millones de espectadores.

En este post vamos a discutir por qué un show que parecía ser el favorito de tantos al rededor del mundo acabó cayendo al vacío y mermando sus números desde 17 millones de televidentes (en pleno apogeo), hasta los apenas más de un millón que ha logrado sostener en su última temporada.

En esta ocasión prácticamente no hablaremos del cómic, pues aunque sé que la mayoría de los sucesos de la serie tienen ahí su origen, también recuerdo los personajes inventados y cambios irracionales que se hicieron para adaptarlo a la televisión. Si un personaje desaparecía en el material original, nadie estaba obligado a replicarlo en la serie, y si lo hicieron fue por decisión.

TWD empezó fuerte.

Durante la primera temporada, la serie tuvo un promedio de 5 millones de espectadores como resultado de una exhaustiva y ferviente campaña de marketing que poco después, para su segunda y tercera entrega, logró elevarle hasta arañar los 7 y 10 respectivamente, aún cuando solo había estrenado veinte episodios, convirtiéndose así en uno de los programas más vistos de Estados Unidos y el mundo.

En un abrir y cerrar de ojos se convirtió en la tendencia, en el rompe-récords que venía para posicionarse en la cima y amenazaba con pasar al salón de la fama. Pero hubo un punto de inflexión, la serie llegó a su auge y a partir de ahí se fue en picada.

La quinta temporada puso fin a una era

En el capítulo 12 de la quinta temporada Rick y compañía llegaron a Alexandria, que por el resto de la serie sería un hogar para todos, un espacio estable en donde podrían progresar y vivir en relativa paz, algo que no había ocurrido antes.

Es cierto que la prisión había representado al menos el fin del nomadismo para el grupo, pero la idea de vivir en un lugar como este distaba mucho del estilo citadino de Alexandria, que replica evidentemente el modo de vida pre-apocalíptico como en el que vivimos.

Habían dejado de huir. Dejaron de correr constantemente y consiguieron asentarse con comodidad. Esto transformó la serie en «un grupo de gente que vive en sus casas pero a veces se enfrenta a zombies», y originó una crítica bastante acertada.

  • Un capítulo trataba sobre gente discutiendo.
  • Otro, sobre Rick sembrando tomates.
  • Otro más parecía ponerse emocionante, pero todo se solucionaba platicando.

Si de por sí las cosas comenzaban a tornarse aburridas en la prisión con todo aquello de las enfermedades y los cultivos, al menos seguían poniendo a prueba a los protagonistas al enfrentarse con amenazas que solo se presentarían en su propio mundo dadas las circunstancias.

Encima, la trama de «No Sanctuary» es exactamente la misma que podría haber originado encontrar Alexandria, pero decidieron concluirla con un giro de tuerca para después retomarla con otro nombre. Todo para enganchar al público para el siguiente inicio de temporada. Funcionó, pero acabó confundiendo a todos.

Negan y el pico más alto

La llegada de Negan a TWD desató un pandemonio en redes sociales. Todos amaban y odiaban al personaje, todos hablaban de él, y para el final de «Last Day on Earth» ansiábamos saber quién había sido su víctima, a quién estaba golpeando Lucille y qué significaba cada grito y cada milisegundo del previo.

«The Day Will Come When You Won’t Be» como inicio de la séptima temporada marcó, de nuevo, el punto más alto de la serie. Algunos aseguraban que Glenn se iría de la serie por fidelidad al cómic, otros optaban por Abraham, quien ya debería haberse ido hace bastante tiempo, según el material original, pero la serie, para sorpresa de todos, decidió que se desharía de ambos, en una de las secuencias que jamás olvidará la cultura popular.

Esta pequeña mini-trama de solo dos episodios y una espera de seis meses entre ellos, marcó la segunda mayor audiencia para el programa (por muy poco), con nada menos que 17 millones de televidentes simultáneos. Pero tal como nos indicaban las cifras de la sexta temporada (ya dos millones por debajo del promedio de la quinta), vino solo para disfrazar el problema que tenía la serie.

Se perdió el estilo, el foco y la narrativa

Todo durante una temporada.

The Walking Dead se estableció en Alexandria, traicionando su esencia. Empezó a hacer capítulos para personajes en específico y desmenuzó un breve momento en tantas perspectivas como pudo sostener (y lo repitió una y otra vez). Esto funcionaba de vez en cuando, si se trataba a Daryl o Morgan, pero cuando optaron por obligarnos a ver cuarenta minutos de Pepito Pérez, todos empezamos a plantearnos si valía la pena.

Así mismo, aunque la serie había aclarado desde la primera temporada que no habría un objetivo general o una lucha por salvar lo que quedaba del mundo, mostrándonos cómo nadie podía aspirar a curar el virus y remarcando que ya todos estaban infectados, perdieron por completo el interés por contarnos algo. Se les acabaron las ideas y fue más que evidente. Y claro, si esto pasó para la sexta temporada, imagínense lo que es la onceava.

Negan, aún si vino a revivir el show, fue precisamente lo que puso el último clavo en el ataúd.

Los problemas eran claros: ya muchos estaban dejando la serie, y los pocos personajes que quedaban no eran interesantes o queridos, solo estaban Rick, Daryl, Carol, Maggie, Glenn y Abraham.

«Pues vamos a deshacernos de dos de ellos».

Y ese fue el peor error que pudieron cometer.
¡Con lo que les había costado hacerse de buenos personajes! Con la recepción que habían tenido Glenn y Abraham. Ninguno de los dos era, ni de lejos, tan querido o importante en los cómics como lo fue en la serie, y si bien se le debía una «fidelidad» al material (no veo por qué), puedo asegurar que si este amor por alguno hubiera ocurrido en la novela gráfica, nadie habría sido tan imprudente como para deshacerse de ellos.

Alguien pensó que podrían sostener la serie con Sasha, Rosita y Eugene. Alguien veía otro programa mientras le decían que era The Walking Dead.

Si todo iba mal, esto terminó por desencantar a los que quedaban.

Así comenzó la caída final de TWD. El siguiente pico de audiencia para el inicio de temporada (la 8) fue el más bajo en CINCO años. El promedio de viewers cayó a 7 millones, luego 5, 3, 2 y uno, para las siguientes. La serie apenas y se puede sostener, y es por eso que se decidió darla por terminada, no sin antes extender el espectacular final casi dos años, a ver si regresa alguien.

Personalmente puedo decir que la serie se volvió una de las más aburridas que he tenido el infortunio de ver, e incluso yo, un fanático que se siente obligado a ver la conclusión dado que ha visto las otras diez temporadas, no he podido siquiera acabar la más reciente, puesto que mi última experiencia fue un suplicio.

The Walking Dead cayó de la gracia de todos, y no es de sorprender, dados todos los errores en los que incurrió. Es un fenómeno del que solo podemos aprender, y esperar no volver a repetir. No por ser fiel a un material original vas a ignorar lo evidente, no por alargar tu obra y sacar más dinero vas a perder el enfoque y meter doce capítulos de relleno a una temporada de 16.

Tu propuesta debe adaptarse al público. Era el momento en el que la serie debía dar un giro realmente inesperado y no recrear el material original sin prestar atención a la retroalimentación. Sin mencionar que, naturalmente, para la quinta o sexta temporada todo debió comenzar a cerrar brechas y argumentos, en pos de un final definitivo.

Aquel final de temporada cuando apareció Negan, todavía recuerdo haber escuchado mil veces «capítulo final«, y la sensación de que la amada serie iba a terminar en una terrible pero realista desgracia no podía más que impresionarme, para bien.

¿Se imaginan que la aparición de Negan y sus secuaces hubiera sido el final? Habría sido algo nunca antes visto, y aunque los inconformes nunca faltan, cerraría la serie de manera impactante y como ninguna otra. El mensaje: el mal, al final, siempre gana. Hubiera sido sublime, poético… pero ah no, hay que seguirle estirando.

Ya no se va a redimir, y se irá del aire con cifras más bajas que en sus primeros episodios ¿Alguien la sigue viendo?

¿Por qué The Walking Dead nos dejó de gustar?

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