Peacemaker Temporada 1 (Reseña/Opinión) | John Cena le hace una llave al aburrimiento

Una tardía pero meditada opinión de la serie que intentó cambiar la fórmula que establecieron los otros cien programas de superhéroes: Peacemaker, temporada 1.

The Suicid3 Squad marcó las pautas para el personaje que se ganó los corazones de todos; John Cena regresa para una mini-serie de ocho episodios en la que vestirá el traje del pacificador más célebre, una vez más. Las expectativas eran altas, y de la mano de James Gunn, esta nueva propuesta no decepcionó a nadie.

En tiempos de sobre-exposición a los superpoderes, las grandes empresas deciden ir a la segura, garantizando un buen desempeño en «taquilla» pero comprometiendo así la diversión y creatividad. Las fórmulas establecidas para estas series se respetan a raja-tabla, y, exo-trajes por aquí, super-sueros por acá, todas las aventuras de los personajes que tanto aclamamos obedecen una misma estructura.

Esto no significa que no vamos a ver las series ¿verdad? No importa si en el primer capítulo podemos predecir todo lo que va a pasar (plot twists incluidos), porque una vez que entras en la tetósfera no te puedes salir, y esa serie de Star Wars de la que ya casi nadie habló pero igual te perdiste, puede perseguirte por siempre.

El buen humor y una trama bien lograda

Ocho capítulos, OCHO, fueron los que le bastaron a Peacemaker para plantear un argumento, desarrollarlo, y todavía hacer que nos interesara genuinamente; aún si el anzuelo con el que pescó a la mayoría fue la sátira y comedia gris.
Otras series como «The Flash» o «Agentes de S.H.I.E.L.D.» (solo por señalar parejo) no pueden siquiera dejar claro de qué va su propuesta, ni entrado el vigésimo capítulo de la temporada, y se vuelven solo un cúmulo de aventuras que podría protagonizar tanto un tipo con traje rojo como azul.

Todo porque Peacemaker sí tuvo algo que contar. No se trató de un simple: «Eh, quiero cinco series de DC para 2022″… o bueno, probablemente sí se dijo precisamente esto, pero el personaje de John Cena no fue elegido al azar, sino que fue resultado de una gran recepción, de manera orgánica.

Pasó de ser un simple personaje de relleno a un protagonista por el potencial que todos pudimos ver. Y esto, aderezado con la comedia característica de James Gunn, dio los frutos esperados.

No se trata de si la comedia gris o soez te gusta, sino de lo que llevarla a la pantalla le hace a una historia:

No se lo toman TAN en serio

A cada individuo con uso de razón le gustó Daredevil, una serie que exploraba la psicología de los personajes de manera mucho más mesurada y realista que todas las demás, una vorágine de problemas crudos y reales que afectaban la moral del héroe, y podíamos todos al menos relacionar con nuestra lamentable cotidianidad. Bien, a ese programa le funcionó, pero fue un caso tan especial que sus ecos siguen hasta el día de hoy, y los intentos por replicarlo se han quedado en eso, intentos.

Mientras unos quieren darnos gato por liebre, disfrazando sus obras para niños con violencia visceral y temas tabú (The Batman), otros, como Peacemaker asumen correctamente que a veces también hace falta un poco de diversión pura, y es lo que nos ofrecen.
Dios, son tipos con capa, tampoco tienes por qué ser tan intenso.

El ritmo de la serie es excelente, teniendo el equilibrio perfecto entre desarrollo de argumento y alivio cómico para evitar que cualquiera se pueda aburrir. Además, el hecho de no tener que hacer 16 capítulos de relleno propicia que cada minuto sea valioso, y por lo menos busque mover las piezas un poco.

También hay «sufrimiento» pero sin traicionar su esencia cotorra.

Ciertamente una que otra vez el chiste se lleva muy lejos, se ha dicho y es verdad. Pero no creo que sea más que un elemento que apuntar en la lista de «mejorar para la próxima temporada».

Grandes personajes de apoyo

Cada uno de los miembros del equipo tiene una mini-trama desarrollándose en segundo plano. Unas más relevantes que otras, acaban por poner un granito de arena, y nos llevan a una conclusión general y particular satisfactoria. Además, habrá remates y callbacks que son únicos para cada uno, forjando chistes que dejan atrás la fórmula.

En otras palabras, no toda la comedia podría adaptarse a cualquier personaje sin más, no aquí.
No es que sea el epítome de la risa, pero se agradece.

Claro, la mención de los «Berenstain Bears» es tal cual algo que podría usarse en cualquier película o stand-up sin contexto particular, pero es un caso tan aislado que aquí estoy yo, remarcándolo.

Divertida, breve e impredecible

Vivimos la época dorada de los superhéroes en la pantalla chica, y son muy contadas las ocasiones en las que nos pueden tomar desprevenidos.
En esta serie no dejó de sorprenderme, tal como menciona The Cosmonaut Variety Hour, el hecho de que no sabía hacia dónde iba la trama.

Hay revelaciones que parecen chiste pero no lo son, hay giros de tuerca, personajes que llegan para cambiar la dinámica, un trasfondo misterioso pero apasionante, acción impactante, momentos musicales, satíricos, conmovedores, e incluso se torna todo en una reflexión interesante para el espectador. Casi ningún programa de su género puede presumir de ser tan versátil.

La tienes que ver

No hay tiempo que perder. Peacemaker es una obligación. No importa si lo tuyo son las series «similares» o no, sencillamente es algo indispensable. Te va a llevar poco tiempo, va a grabarse en tu memoria, y hará que no puedas escuchar «Do Ya Wanna Taste It» de la misma manera (si eres de los millones de fanáticos que aparecieron súbitamente).

Está en HBO Max, y con un mes de prueba basta y sobra.

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