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No nos merecemos Daredevil

Oda a la existencia de Daredevil, la serie que lo cambió todo.

Entre el cameo de Matt Murdock en «Spiderman: No Way Home» y las declaraciones sobre la producción de una nueva temporada al menos como «soft reboot», Daredevil volvió a estar en boca de todos.

Cualquiera que haya sido mi razón primigenia, me tomé el tiempo de volver a ver la mejor serie de superhéroes que la humanidad ha concebido -sin exagerar ni un poco-, y decidí dejar por aquí algunas de mis reflexiones.

Con el fin de ponernos en situación debemos comprender primero que, para entonces, las series de este estilo mantenían un estándar entre «ok…» a «ah, mira, eso estuvo bastante bien«.

Como bien menciona HiTop Films en su video «We don’t deserve Daredevil«, mismo que se tomó como inspiración para el título de este artículo y nada más (porque en realidad solo existe como constancia el elogio a la serie), Arrow estaba en su tercer temporada cerrando apenas mediocremente y, contrario a la opinión del youtuber, considero que The Flash iniciaba con una etapa de decadencia para las series de DC, aún dadas las capacidades de la CW.

Los otros

Si no es la primera vez que te pasas por este blog ya sabrás de mi relación estima/odio con la casa productora CBS-Warner, conocida como «La CW». Por un lado son responsables de darnos Supernatural, mi serie predilecta y, en muchos sentidos -de la temporada 1 a 5-, la panacea argumental que estábamos demasiado distraídos para saber apreciar. Creo fervientemente que, si se redujera cada parte a 13 capítulos y se estrenaran uno a uno cada semana con buen marketing en Amazon Prime, estaríamos ante una franquicia dominadora de tendencias de Twitter, al grado de The Boys (escrita, dirigida y producida por Eric Kripke, padre de Supernatural en todo sentido igualmente).

Pero también esta empresa nos ha dejado los peores bodrios habidos y por haber como «Los 100«, «Roswell» o indirectamente «Bajo el domo«, y no podemos hacer la vista gorda ni dejar de notar todas las fallas inherentes a sus producciones en Arrow, The Flash, Superchica y el montón de series de DC con las que han inundado nuestros televisores. Claro, les debemos «Smallville«, que lo inició todo, pero no sería capaz de alabarle más que la innovación conceptual que lograron.

Dicho esto, me parece insostenible una comparación entre todos esos proyectos y Daredevil. Ni producción, trama, desarrollo de personajes, escenas de acción, ritmo, ni ningún otro aspecto imaginable se podrían parecer. Fuera de que los protagonistas usan disfraces y tienen una que otra secuencia de combate destacable, son entes completamente distintos.

El eterno insulto a nuestra inteligencia

*Lana Lang unconscious*

Disculparán mi atrevimiento por seguir tomando como referencia las series de DC, pero no podría ilustrar mejor mi punto.

¿Han visto «The Flash»? ¿Han notado como apenas y podrían mencionar dos características psicológicas del protagonista y si acaso una de sus personajes de apoyo? ¿Cómo las sub-tramas son aburridas, insulsas y predecibles al extremo? No existe ninguna tensión dramática porque simplemente ningún participante de la historia ha sido explorado a suficiente profundidad para alcanzar una conexión con la audiencia, y pasa lo mismo en casi todos los proyectos similares.

Los villanos son poco imaginativos y sus cualidades parecen sacadas de un frasco con papelitos. Los «misterios» duran, como tal, diez minutos, e incluso los giros se ven venir HORAS antes. No hay trama alguna, es una simple colección de mini-historias con diversos antagonistas (que en el fondo son el mismo), y los atisbos de una composición general se tiran a la basura al cabo de pocos capítulos porque no les alcanza para más.

Podría decir eso de casi cualquier serie de superhéroes, así como también seríamos todos capaces de ir palomeando de una lista los clichés del género: el personaje que se queda inconsciente, el que se salva de último segundo pero nunca creíste que fuera a m0rir, el villano que en lugar de hacer lo que tiene que hacer prefiere lanzar al héroe o sus queridos hacia un costado, el pequeño discurso antes de cometer el ilícito para dar tiempo a que alguien intervenga… una infinidad.

¿Pero saben quién no hace nada de esto? Daredevil.

Trasfondo humano y relaciones personales

*Hablemos puntualmente de la primera escena del primer episodio, donde Matt conversa con el Padre de la iglesia. No sabemos nada de ninguno aún.

Daredevil en solo un par de minutos logrará captar tu atención a pesar de tener un ritmo casi contemplativo. Una simple conversación en un confesionario entre dos personajes que NO conoces transmite más humanidad y retrata conflictos más realistas y trabajados que TEMPORADAS ENTERAS de sus «competidores».

Podemos ver la compleja psicología del protagonista y su interacción auténtica con los demás. No vamos a tener los clásicos diálogos de televisión que no diría nadie en nuestro mundo, sino verdaderas líneas orgánicas de un hombre real lleno de angustia y duda, que quiere ser fiel a sus ideales pese a darse cuenta que no funcionan.

Y si esto se nota en un personaje de breves y esporádicas apariciones (el Padre) ¿qué decir de los verdaderos secundarios?

Foggy es explorado y complejizado (disculpe usted) hasta dimensiones inusitadas. Karen es el vehículo perfecto para el desarrollo de la trama y mantiene un equilibrio magnífico entre el principal y el sub-argumento. Frank es sencillamente perfecto, con dramatismo y profundidad envidiable. Y Fisk, el antagonista de la serie, bueno… nadie podría nada más que aclamar su delimitación.

Cada uno de los elementos humanos de Daredevil cumple una función, cada uno es indispensable para que la historia tome el rumbo que toma, y nadie se salva de un desarrollo psicológico, porque no necesitamos otro «Cisco» gritando «¡Uhú!» en el comunicador ¿verdad?

Ritmo, fotografía y guion impecables

Cada palabra transmite emociones, cada silencio crea tensión, y cada mirada (incluso perdida como la de Matt) ansía contar historias. Daredevil no trata de ser más profundo de lo que puede, como Batman engrosando la voz y quasi-citando poesía; tampoco va a caer en muletillas típicas o a hacer hincapié en temas tabú para levantar cejas. La serie es realista, visceral y auténtica en todos los sentidos.

La trama se nos cuenta a través de la fotografía y no A PESAR de ella, como pasa en el caso de otros superhéroes que prefieren planos «locochones» e iluminación nula porque creen que hará su material más maduro. La luz acentúa tanto como la sombra, y la serie hace énfasis en ello.

Así mismo, el paso de la serie es constante. Si hay un Breaking Bad de superhéroes es Daredevil.
Aún rompiendo los esquemas, la construcción se hace sobre la marcha, y por supuesto que las escenas de acción sirven como un medio narrativo. Más rápidas o breves, caóticas o contemplativas, cada pelea tiene un por qué, y jamás llegará ninguna para llenar espacios o revivir el ritmo perdido.

Ah, y claro, los planos-secuencia en cada uno de estos eventos ya han sido destacados como obras de arte notables y dignas de todo premio concebible, porque a pesar de todo lo anterior y que Daredevil tiene un argumento tan bien logrado, sabe que debe cuidar cada elemento, y se aseguró de tener a los mejores preparadores físicos y dobles que Marvel pudo costear.

No nos merecemos Daredevil

Esta serie lo cambió todo, pero no cambió nada.

Daredevil nos dejó ver por una rendija el universo paralelo donde las series se hacen por amor a contar historias, y no para vender. Nos regaló momentos eternos, capítulos intachables, personajes complejos y villanos que amamos aunque sabemos que no deberíamos. Se libró de todas las ataduras y no cayó en el estereotipo; no hizo su trabajo con molde en la mano, pero tampoco llegó a la pretensión de sus similares que se creen más deconstructivos.

Aún cuando la estructura intentó replicarse en Jessica Jones, Luke Cage y Iron Fist, y los críticos de siempre se encargaron de decir que si no te gustaban era porque te faltaba progresismo, sabemos que no se pudo embotellar la fórmula mágica de la serie, y ninguna de estas pasó a la historia como se esperaba.

No nos merecemos Daredevil porque no aprendimos nada de ella. Los clichés de siempre se siguen a rajatabla, la mente de los personajes se queda apenas en un esqueleto, e incluso las imitaciones se sienten insultantes.

Hoy mismo ya se prepara en algún lugar la nueva temporada de este héroe, pero la casa productora encargada será Disney+, misma que nos ha obsequiado The Mandalorian y Hawkeye, todo bien, pero también ha estirado la liga hasta la insulsa «The Book of Boba Fett» o la incomprensible «Falcon y el soldado del invierno» con tal de sacar unos cuantos morlacos extra.

Nada podemos hacer más que esperar, y rezar porque se haga justicia a la mejor serie de superhéroes, pero el panorama no luce muy alentador.

A pesar de todo, se lo debemos a Daredevil, y si vamos a caer, lo haremos diciendo como aquel peruano de los subtítulos «TUVE FE«.

Nota al pie, al pie: ¿He contado que una vez me disfracé de Daredevil? Solo me he puesto un «disfraz» una o dos veces desde niño, pero les aseguro que todos al rededor reconocían al personaje con un simple trapo en la cabeza y unas cuerdas en las manos, porque TODOS hablaban de la serie, y claro, porque un par de fanáticos me detuvieron para hacérmelo saber. Nada antes unió al mundo de la tetósfera como Daredevil.

No nos merecemos Daredevil

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